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viernes, 15 de mayo de 2009

Un discurso insuperable: "El gran dictador"


  • Hay momentos gloriosos en el cine, pero si hay que ceñirse a una propuesta concreta, elijo a Chaplin y su discurso pronunciado en El gran dictador, película por la que este genio de la pantalla recibe el premio al mejor actor y mejor guión original.
    Ha transcurrido más de medio siglo desde que el humilde barbero judío, en uniforme de dictador, pronunció su discurso de final de película. Aquel discurso que comenzaba con palabras que todo hombre de bien aún puede suscribir hoy:
    "Lo siento, pero no quiero ser emperador. No es lo mío. No quiero gobernar o conquistar a nadie. Me gustaría ayudar a todo el mundo- si fuera posible-: a judíos, gentiles, negros, blancos. Todos nosotros queremos ayudarnos mutuamente. Los seres humanos son así. Queremos vivir para la felicidad y no para la miseria ajena. No queremos odiarnos y despreciarnos mutuamente. En este mundo hay sitio para todos. Y la buena tierra es rica y puede proveer a todos." Amén.
    La secuencia tiene una duración de 4 minutos y cincuenta y ocho segundos que se reparten como sigue:
    Planos Angulación Sonido Música
    PM contrapicado Intervención del personaje 10 s No
    PM a PE frontal Un personaje habla al barbero 20s No
    Y éste va al estrado
    PM a PMC frontal Discurso 1mn.20 No
    PE frontal chica 10s Sí
    PM frontal discurso (mira al frente 2mn25s No
    PMC y a los lados): a los soldados
    GPG picado La masa aplaude 10s No
    PE frontal La chica se levanta 8 Sí
    hasta quedarse sentada
    Los movimientos de cámara son escasos: de seguimiento del personaje, cuando se dirige al estrado; de acercamiento (de plano medio a medio corto cuando va a hablar y panorámica muy suave cuando la masa aplaude. Una música muy suave y lenta se escucha como fondo y coincide con la fugaz aparición de la chica por contraste con el horror y la dureza del momento.

Ya han pasado más de sesenta años desde que Chaplin pronunció un discurso que llega hasta nosotros trascendiendo fronteras, culturas y épocas y llegando hasta nosotros con gran frescura y como digno ejemplo de argumentación y de persuasión.

Pero los grandes discursos, conllevan mucho más que una serie de argumentaciones elegantes. Llegan a los cerebros y corazones de todos aquellos que los escuchan. Se ganan el derecho de influir en todos nosotros. Para siempre.
LC
http://www.youtube.com/watch?v=he26DAbk3Sw